Bonitos a curricán, reto servido

El bonito es una pieza muy codiciada por el pescador recreativo por la espectacularidad de su picada y posterior combate, además de ser muy apreciada en la mesa. Si a ello, le añadimos la dificultad de capturar ejemplares de gran tamaño el reto está servido. Los bonitos, cuando son poco más que alevines, atacan prácticamente a cualquier señuelo, aunque cuando empiezan a alcanzar tamaños de más de tres kilos, su captura ya no es ocasional, sino el fruto de un trabajo exhaustivo de conocimiento de la especie y de preparación de la jornada de pesca para tal fin.

INTRO

Desde abril hasta finales de diciembre, siendo la mejor época a partir de septiembre, los bonitos se acercan a nuestras costas a principios de temporada para reproducirse y alimentarse. Este tipo de peces necesita por su anatomía (carecen de vejiga natatoria) mantenerse en continuo movimiento y siempre en aguas cuya temperatura esté comprendida entre los 14 y los 20ºC, por lo que así tenemos una idea precisa de en que época del año debemos tentarlos. No olvidemos que la naturaleza no sabe de meses, sino de condiciones medioambientales. Cuando éstas son idóneas en cada zona, se activa el pescado.

Una vez constatado que los requisitos se cumplen, los tentaremos en fondos comprendidos entre los 20 y los 80 metros. Es bien sabido que en ocasiones los bonitos se acercan casi hasta la orilla acechando los cardúmenes de pez pasto, pero no es lo habitual. Esto es debido a que estos pequeños peces se sienten con más posibilidades de sobrevivir a los ataques de los depredadores agrupados en grandes masas de agua, concentrados junto o entre las estructuras rocosas del fondo.

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Acción de pesca

Por norma general hay tres formas de localizar a los bonitos:

  • Fijándonos en los averíos de gaviotas, que atraídas por los pequeños restos de pescado que dejan los depredadores al comer en superficie, se lanzan frenéticamente al agua y marcan la zona donde, sin duda, está nuestro objetivo.
  • Observando donde se concentran las embarcaciones de la zona curricaneando sus líneas. Normalmente se encuentran allí, bien porque han tenido picadas o porque han avistado ataques en superficie y esperan la próxima subida de pescado en un nuevo ataque.
  • Dirigiéndonos a zonas de fondo rocoso o con alguna estructura sumergida –pecios, etc– y buscando con nuestra sonda donde se concentran las molas de pequeños peces. Con un equipo multifunción (sonda, plotter, GPS) de una calidad aceptable, nos será fácil distinguirlos con una sencilla norma.

Pequeños puntos de color azul agrupados, ya sea próximos al fondo o a medias aguas, serán la potencial comida de los bonitos. Si vemos puntos más grandes de color amarillo y/o sobre todo rojos cercanos a los peces pasto, serán los depredadores que en el mejor caso estarán alimentándose de ellos. Es el momento ideal para pasear nuestros señuelos por la zona. Esta táctica, posiblemente sea la más efectiva.

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No perderemos tiempo en zonas donde no veamos con nuestra sonda ni pequeños peces ni grandes. Más vale buscar actividad que dar vueltas en un lugar inactivo, aunque en otras ocasiones nos haya deparado buenas pesqueras.

La situación ideal es cuando vemos esos pequeños peces a medias aguas y rodeados o mezclados con pelágicos de gran tamaño. Esto nos indica que se están alimentando, por lo que debemos insistir en pasar nuestras curricas justo por esa zona. En zig-zag, en círculos, en triángulo… nuestra estela ha de estar el mayor tiempo posible sobre el pescado.

Muchas veces, estando en la zona “caliente” veremos ataques en superficie. Para saber de qué tamaño es el pescado que está cazando, sólo debemos fijarnos en el agua que desplazan hacia arriba al irrumpir fuera del mar para atrapar a sus presas. Cuanto mayor sea el estrépito, mayores los depredadores.

A veces las gaviotas nos pueden “engañar”, pues pueden estar volando en círculo concentradas y lanzándose al agua, pero no porque haya actividad en la zona, sino porque simplemente están jugando o comiendo algún resto de pescado a la deriva. Lo que no engaña es cuando vemos las salpicaduras del agua. No pasaremos por el medio del averío donde esté el pescado en superficie sino que pasaremos cerca de la zona, dando círculos próximos a ellos. De hacerlo por el medio dispersaríamos a depredadores y al pez pasto.

Una vez tengamos la primera picada, debemos mantener la velocidad al menos durante 30 segundos, ya que los bonitos al ir siempre agrupados subirán a nuestros señuelos pudiendo tener picadas múltiples.

Si esta segunda picada no se produce, debemos volver inmediatamente a la zona de actividad para aprovechar la subida de estos pelágicos antes de que vuelvan al fondo o se dispersen.

En el caso de que se produzca a la vez más de una picada, siempre deberemos mantener la embarcación al mínimo en marcha y en línea recta. Así evitaremos enredos mientras obtenemos las piezas prendidas y no debemos tratar de ir capturándolas todas a la vez. Por la inclinación de la caña, vemos cuál es mayor y, entonces, iremos a por ella. Las demás las mantendremos para ir obteniéndolas todas.

Condiciones

La velocidad de curricán oscilará entre 4, 5 y 5,5 nudos en condiciones normales. Si nos encontramos pescando con el mar muy plano o en aguas muy claras y con ausencia de picadas, no estará de más hacer todo lo contrario, o sea, pasar de 3 nudos a 7. Después de un minuto bajar a 5, al cabo de un rato parar el barco e inmediatamente acelerar a 8. Con ello conseguiremos llamar la atención de los peces que de otra manera permanecerían inactivos por ver los engaños.

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Material de pesca

Lo recomendable es pescar lo más fino posible, ya no sólo porque el pez ve menos el engaño, sino porque es mucho más deportivo. Utilizaremos preferentemente cañas de 12 a 20 libras y carretes de tambor giratorio de unas 20 libras con un buen freno bien tarado y a ser posible con una sonora carraca. Los cargaremos de nailon o trenzado de 30 a 40 libras, siendo preciso en este último poner un bajo de línea de monofilamento de 35-40 libras acabado con un giratorio quitavueltas de mínimo 60 libras. A este emerillón le uniremos el bajo de línea propio del señuelo, sea plumas o peces artificiales que siempre serán de fluorocarbono de un mínimo de 60 libras.

Plumas

Los bonitos se alimentan principalmente de sardinas, alachas, boquerón, jureles y todo tipo de pescados similares, por lo que nuestros engaños deberán ser lo más parecidos a sus peces presa. Tenemos dos tipos de las llamadas “plumas” cabezas de nácar o resina de diferentes colores con falda de vinilo o con plumas de ave coloreadas. Estas mismas pueden adornarse con rafia, hilos de colores, plásticos holográficos etc.

Particularmente para este tipo de escómbridos me decanto por los colores blancos o plateados que imitan perfectamente a una pequeña sardina escapando a gran velocidad. Siempre al montarlos, se puede incluir alguna hebra de color rojo. La sangre excita a los depredadores.

Este tipo de pescado entra mejor a las plumas cuando éstas van montadas en grupos de tres o cuatro unidades de diferentes tamaño sobre la misma línea (lo que llamamos “metralletas”). Tiene su explicación en que es más fácil ver este tipo de señuelos desde el fondo y al parecer un grupo de alevines huyendo activan mejor el instinto de estos peces.

Peces artificiales

Hay infinidad de estas imitaciones de pez pasto pero siempre tendremos presente aspectos como el tamaño, el color y la velocidad.

Respecto al tamaño, a principios de temporada, o sea en primavera, nos decantaremos por tamaños de 5 a 8 cms, mientras que ya entrado el otoño, nuestros señuelos deberán tener de 8 a 12 o incluso 15 cms. Esto se debe a que debemos adaptarnos al tamaño del pez pasto que, al igual que los grandes pelágicos, aumenta de peso y medida al pasar los meses de estío.

Por su parte, para la elección del color nos decantaremos por los imiten mejor a los peces que comen los bonitos. Escogeremos colores brillantes y claros pero, sobre todo naturales. Debemos tener en cuenta que los señuelos deben nadar a velocidades de 4 a 8 nudos y resultar creíbles a los ojos de los depredadores. Eso dependerá del peso y del “babero” que marca su acción.

 

Cebo vivo

El vivo es el mejor cebo para tentar a los bonitos, ningún artificial igualará a los peces que comen los depredadores. La sardina viva es muy efectiva. La montaremos en un anzuelo curvado de tamaño 0/3 ensartada por los orificios nasales y nos pondremos a practicar curricán a no más de tres-cuatro nudos por la zona de actividad. La picada está garantizada.

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Consideraciones

  • Siempre que sea posible, practicaremos curri de popa al sol. La forma en que la luz refleja sobre el agua del mar hace que nuestros engaños se vean menos.
  • En condiciones de excesiva bonanza del mar, una vez localizados los peces pasto, es positivo “rodearlos” con nuestra estela para juntarlos en el centro de esa “jaula imaginaria” y, una vez logrado, pasar justo por encima con nuestros engaños. A veces es la única solución para hacerlos subir a nuestros señuelos.
  • Seguramente el mejor momento para tentar a los bonitos sea desde el alba hasta dos horas después de la amanecida, aunque eso no significa que no piquen en otros momentos del día, es cuando mayor actividad se puede detectar.
  • Los ataques de los bonitos suelen ser fulgurantes. No permanecen demasiado tiempo en superficie por lo que si los vemos, debemos dirigirnos hacia allí a toda máquina siempre deteniéndonos y pasando a velocidad de curri unos 100 metros antes de llegar a la zona de actividad para no asustarlos.
  • Los bonitos al no ser peces de excesivo tamaño (máximo unos 10 kilos), trataremos de subirlos con un gran salabre teniendo la precaución siempre de cansarlos bien antes de intentar darles sacadera. Lo ideal, siempre que la manga de nuestra embarcación lo permita, es montar cuatro cañas con un máximo de seis para evitar enredos.
  • En mi caso siempre pesco con dos cañas equipadas con plumas y dos con peces artificiales para pescar a diferentes profundidades.
  • El bonito no recela del ruido de los motores, como la mayoría de túnidos por lo que calaremos nuestras líneas entre 20 y 50 metros de la popa del barco.
  • Preparado en marmitako, a la plancha, crudo marinado con limón, aceite y pimienta hará las delicias de todo pescador, si bien soltaremos al agua los ejemplares más pequeños.