Prueba con cinco combates

Los pasados 10 y 11 de abril tuvo lugar en Puerto del Carmen (Lanzarote) la primera manga de la Great Tuna Race 2016. La prueba estaba prevista para el 8 y 9 de abril, pero las malas previsiones meteorológicas, con vientos del Norte/Noreste de más de 30 nudos, obligaron a posponerla 48 horas. A pesar del cambio, la totalidad de las embarcaciones finalmente inscritas, una veintena, confirmaron su participación.

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Entre los equipos participantes en esta manga en Lanzarote se encontraban algunos de los nombres destacados de ediciones anteriores de la GTR, como el “Yaya María” (vencedor de la prueba del 2014), el “Krakatoa” o el “Valiente’s”. Junto a estos, había algunos de los mejores pescadores de Big Game de Canarias, como el “Noalex” o el “Milugato”, así como pescadores de referencia internacional como Maurizio Pastacaldi (Colmic Pro Staff).

La prueba se realizaba con el apoyo del Club de Pesca La Tiñosa y la involucración directa de su Presidente, Rafael Lemes, sin cuya participación no hubiese sido posible llevarla a cabo. Durante esta manga, la organización puso tres marcas electrónicas en juego (una de Hofmann Innovation, otra de Big Blu y una Bijagos Fishing Club), así como diversas marcas convencionales. El objetivo era poder obtener información sobre el mayor número posible de atunes, dado el gran interés científico que tiene este período de marcaje y en esta ubicación.

El sábado a las 20.00 h tuvo lugar la reunión de patrones, donde se explicó la normativa de la prueba y la Dra. Gemma Quílez-Badía, directora científica de la Great Tuna Race compartió con los asistentes los últimos resultados derivados de los procesos de marcaje. Era la primera vez que esta información se divulgaba en Canarias y la audiencia premió la explicación con una gran atención. Al final de la charla, se entregaron a los equipos las lanzas de marcado, y se resolvieron dudas sobre señuelos y anzuelos. Se recordó a los participantes la necesidad de pescar en una zona delimitada (para permitir a los biólogos acercarse con la lancha de apoyo), y de avisar de posición en caso de picada. Sin duda, Great Tuna Race es un evento diferente a los habitualmente celebrados en la zona, puesto que la base es compartir la experiencia y trabajar conjuntamente en beneficio de la ciencia, lo que requiere de altas dosis de generosidad, madurez y calidad entre los participantes, y es el factor que más se valora de la prueba.

Finalizada la charla, llegó el momento de la cena y de la entrega de obsequios a todos los participantes. Gracias al apoyo de Distrimar, de AZ Trading, y de Canarias Lures, todos los equipos se llevaron regalos, destacando el cinturón de combate regalado por AFTCO, y los espectaculares señuelos diseñados por Canarias Lures.

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Gran reto

La prueba presentaba una dificultad extrema, puesto que el tamaño de los atunes que se habían visto era muy grande (superando los 400 kg), y su captura a curricán en zonas de tanta profundidad presentaba retos de extrema dificultad; era necesario no sólo mantener en buen estado a los peces (el mal trato o muerte implicaba la descalificación del equipo), y al mismo tiempo cansarlos lo suficiente como para acercarlos a la banda para poder marcarlos. Un reto al alcance de muy pocos, de gran dificultad técnica, y que nunca nadie entre los participantes había intentado.

El domingo por la mañana, a las 8.00 h, los equipos estaban ya preparando las cosas, y se iban colocando en la bocana del puerto, a la espera de la señal de salida, que se indicó con el tradicional cohete a las 9.00 h. Las embarcaciones participantes enfilaron dirección Sur, buscando las aguas frente a Fuerteventura, donde todas las fuentes indicaban que estaban los atunes. Tras el vendaval de los últimos días, el mar se mantenía con cierta calma, permitiendo una navegación segura. Una avería de última hora en una de las lanchas de apoyo obligó a cambiar el sistema y fue el “Manolín”, barco del Presidente del club de Pesca La Tiñosa, el que ejerció este papel, con más comodidad pero perdiendo algo de agilidad lo que dificultó algunas fases de la prueba. A media mañana, se produjo la primera picada en el “Milugato”, pero al poco rompió la línea. Poco después, se empezaron a ver averíos y manadas de grandes atunes comiendo, subiendo la adrenalina de todos los participantes. Las molas duraron poco, y los peces eran esquivos, hasta que al cabo de un rato se anunció otra picada. El combate se mantuvo durante un buen rato, y se generó gran expectación, pero finalmente hubo una nueva rotura, con la consiguiente decepción. Ya se preveía que la cosa sería difícil. Las piezas eran grandes e iba a resultar complicado.

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Pasaron algunas horas sin novedad, viéndose manadas dispersas, pero sin ganas de picar. Finalmente, hacia las 16.30 h, el “Yaya María” avisó estar pegado. Por la violencia de la picada se pronosticaba una gran pieza, que mantuvo al equipo en combate durante cuatro horas, un buen indicativo de la dureza de esta prueba. El equipo de biólogos se desplazó desde el barco nodriza (el “Manolín”) hasta el barco en combate, animando a los pescadores y supervisando el proceso, mientras pasaban las horas y el sol empezaba a ponerse.

Todos los equipos levantaron líneas y regresado a puerto, excepto el “Yaya María”, que siguió combatiendo hasta que pasadas las 20.30 h, cuando quedaban unos pocos metros de línea, y se vislumbraba ya el ejemplar, la línea tocó la banda y se cortó. Enorme desilusión, que se mezcla con el agotamiento de los pescadores, los nervios de la espera, y la adrenalina del combate.

Nueva jornada

El lunes por la mañana, día 11 de abril, el día se levantó con calma chicha y un mar como un espejo. Los barcos volvieron a salir a las 9.00 h, y al poco de llegar a la zona de pesca, el “Milugato” volvió a cantar combate. En esta ocasión, se alargó por más de una hora y el atún llegó hasta la misma popa del barco, pero se refugió bajo el casco y cortó la línea con la hélice, según informó el patrón de la embarcación. De nuevo, se había perdido la pieza, y ya iban 4! Todavía quedaría tiempo para un quinto combate por la mañana en el equipo del “Valiente’s”, que participaba a bordo del “Noalex”. Fue Raúl quien llevó el peso del combate, que se alargó bajo un sol de justicia poniendo al límite al pescador. Lamentablemente el atún se soltó cuando ya estaba cerca, y se perdió esta quinta oportunidad. En definitiva, la primera edición de Great Tuna Race en Canarias se saldó con cinco combates, todos ellos perdidos a pesar de utilizarse material de primer nivel, poniendo de manifiesto la fuerza extrema de los atunes.