Jornada en tierra para la Solitaire URGO Le Figaro

A pocas horas para la salida de la segunda etapa de la 48ª edición de La Solitaire URGO Le Figaro, los equipos se afanan en preparar los barcos para que todo esté listo mañana por la tarde, cuando se dé el pistoletazo de salida y los patrones se enfrenten a las 520 millas náuticas que separan el recorrido desde Gijón de Concarneau, en la Bretaña francesa.

Los preparadores de los 43 Figaro Bénétau que forman la flota de esta edición son los hombres más solicitados durante las horas que los barcos permanecen amarrados en tierra. Siguen el recorrido de toda la regata desde sus camionetas que hacen las veces de talleres, preparados para intervenir en problemas mecánicos, eléctricos, informáticos, de fontanería y de velas. Las velas han sido las grandes sufridoras durante la primera etapa entre Burdeos y Gijón, que transcurrió bajo duras condiciones la noche del martes. Nada menos que dieciséis velas mayores, génovas, foques y espís han tenido que ser declarados al Jurado para ser reparados.

“Siempre hay cosas que hacer entre etapas. Y con las condiciones que tuvimos entre Burdeos y Gijón, no es de extrañar que haya tanto trabajo en tierra, pero en general hay mucho menos que intervenir en un barco que termina primero que en uno que termina en último lugar”, dijo Pascal Caillaud, preparador de Nicolas Lunven (Generali), vencedor de la primera etapa.

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