En 1957, Lowell North decidió abandonar su carrera de ingeniero espacial para fundar una pequeña empresa de fabricación de velas en un garaje de San Diego, con más entusiasmo que experiencia. Hoy, 60 años después, reflexiona sobre los orígenes y evolución de la velería que revolucionó el sector y es líder global.
Lowell North aplicó la metodología científica al entonces poco evolucionado mundo de la velería. Convencido de que podía mejorar lo que se ofrecía en el mercado, un día de 1957 preguntó a su amigo John Shoemaker mientras tomaban algo en un bar del San Diego Yacht Club: “Si montara una velería, ¿me comprarías una vela?”. La respuesta ejerció de empujón final al ánimo de North y de resorte para la creación de North Sails: “Sí, lo haría”. Ninguno de los dos podría prever que la nueva compañía se convertiría en la mayor velería del planeta.
Las primeras velas North Sails salieron de un pequeño local de apenas 60 metros cuadrados en la calle B Street de San Diego. “Era un poco sucio y polvoriento, pero lo suficientemente grande como para fabricar la mayor de un Star”, recuerda el fundador desde su casa de Point Loma (San Diego). Ingeniero espacial de formación, North transformó el mundo de la vela gracias a su exitosa aplicación de la metodología científica.