El patrón de «Team Vestas Wind», Chris Nicholson, ha vuelto al remoto arrecife del océano Indico en el que encalló su barco durante la etapa 2 hace aproximadamente tres semanas.
Nicholson, australiano de 45 años, voló a Mauricio el pasado 17 de diciembre para unirse al jefe de tierra de su equipo, el también australiano Neil Cox, que está a cargo de la operación.
Cox lleva a sus espaldas varias vueltas al mundo gestionando equipos de tierra, pero nunca antes se había enfrentado a la tarea de recuperar un barco en la situación en la que se encuentra el Volvo Ocean 65 de Team Vestas Wind en estos momentos.
Allí permanece desde la tarde del 29 de noviembre, cuando el barco chocó contra las rocas de coral del arrecife a unos 19 nudos de velocidad (35 km/h), tras lo que Nicholson y sus ocho hombres se vieron forzados a abandonarlo.
«El plan ahora mismo, el que se llevaría la medalla de oro si tuviéramos una, es conseguir ponerlo a flote lo suficiente como para atravesar la laguna y llevarlo a aguas más protegidas», explicaba Cox.
“Esto evitaría que continuara desintegrándose en el arrecife y, a la vez, una vez al otro lado, podríamos tenerlo bajo control y prepararlo para bien remolcarlo hasta Mauricio, o subirlo con una grúa al carguero de Maersk Line que llegará aquí el lunes».
Cox, que ha trabajado con Nicholson en dos Volvo Ocean Race anteriores, añade que «esta regata me ha puesto en situaciones de lo más inusitadas, pero diría que ésta es única».
En estos momentos ambos se encuentran preparando la operación en la capital de Mauricio, Port Louis, junto con las autoridades locales. Alquilar un barco que les sirva de base, reunir todas las herramientas necesarias que primero han de pasar por aduanas, y conseguir permisos son algunas de las tareas que tendrán que realizar antes de volver al archipiélago a 430 kilómetros al Noroeste del país insular.
“Nuesta base de operaciones será el barco nodriza, que estará dentro de la laguna, a babor del arrecife, y a dos millas y media del Team Vestas Wind. El barco que chartearemos tiene lo necesario para vivir a bordo, porque en el islote no nos podemos quedar. También hemos alquilado embarcaciones de pesca locales para cruzar la laguna cada día».
«La cuestión es cuán fuerte está el barco ahora mismo, y cómo hacer que flote otra vez. Cualquier cosa que flote, tanques flotantes, o flotadores, lo que se te ocurra, lo tenemos que llevar nosotros».
Y añadía: «Queremos traer todas las partes del barco que podamos de vuelta con nosotros. Si algo puede ser reciclado y utilizado para un nuevo barco, tenemos que hacer todo lo posible para que así sea».
«Lo cierto es que vamos a un lugar de trabajo bastante peligroso. No tiene el precioso equipamiento de las escalas. Está en medio del océano. Estaremos solos. Y, aunque no quiero ser sensacionalista con el tema de los tiburones, lo cierto es que por la noche hay bastantes en el arrecife».
Cox lo ha visto casi todo en su carrera, pero la Volvo Ocean Race continúa sorprendiéndole. “A veces me despierto y pienso que todo esto debe ser un mal sueño, el peor que he tenido en mi vida».