Su misión –con fecha objetivo 2022– es completar la vuelta al mundo en 101 etapas sin emisión de CO2 con un objetivo claro: descubrir y aportar soluciones para un futuro más limpio. El Energy Observer tiene capacidad de producción propia de hidrógeno a través de la electroliza proveniente del agua de mar, de sus 130 m.2 de paneles fotovoltaicos, sus dos eolianas de eje vertical y de su ala de tracción inteligente. Así pues, el Energy Observer quiere convertirse en un símbolo humanista de la autonomía energética. Esta expedición científica integra además un amplio proyecto pedagógico con el fin recoger datos y sensibilizar a las poblaciones sobre la necesaria y urgente revolución energética del siglo XXI.
Jérôme Delafosse (Saint Malo, 1971) es responsable de las producciones y co-leader de la expedición junto a Victorien Erussard. Delafosse lleva un polifacético recorrido marino. Buceador profesional a los 20 años, participó en el descubrimiento del palacio perdido de Cleopatra, ha realizado documentales a 1.000 metros de profundidad a bordo de un submarino sobre las bioluminiscencia de los abismos, es especialista en tiburones, escritor de novelas y experto en investigación del medio ambiente. Se une al proyecto en 2016. En calidad de jefe de expedición, nos desvela los detalles de esta Odisea fuera de lo común.
SKIPPER: ¿Cómo se reparten las tareas a bordo con el capitán Victorien Erussard?
JEROME DELAFOSSE: Tenemos 2 misiones distintas, adaptadas a las necesidades de una gran aventura en el mar. La idea es aportar sobre el medio ambiente y también realizar una valoración del impacto humano. Nos hemos encontrado alrededor de una constatación común y quisimos pasar a la acción. Una de mis responsabilidades es planificar la comunicación del proyecto y las escalas del mismo, porque parte de nuestro objetivo se basa en la colecta de información y la difusión de nuevos métodos de consumo responsables. Es un trabajo de equipo para un proyecto híbrido: tenemos a bordo marineros, médicos e ingenieros. La Calypso del comandante Cousteau reunía también un amplio abanico de personalidades y expertos. Deseamos hacer soñar al público para sensibilizarlos más, pero también a los políticos y el sector privado.
SK.: La base del Energy Observer proviene del antiguo trimarán de Mike Birsch, ¿cómo ha evolucionado?
J.D.: Es un barco del 1983, lo recuperamos en un estado de carcasa, solamente nos quedamos con los dos flotadores y el brazo de conexión. Todo el resto estaba por hacer. De la parte financiera al desarrollo, pasando por su renovación. Es un barco muy marinero que reacciona muy bien a los diferentes mares. Hemos añadido una plataforma central y bastante espuma en cada flotador para aumentar su flotabilidad. Los azafranes y las orzas son similares. Se maniobra muy bien a pesar de su tamaño y no necesita propulsor de proa. Las 4 palas de las hélices, por ejemplo, han sido diseñadas por un especialista de propulsión para que giren a bajo régimen: una propulsión lenta para ahorrar energía. Llegamos a una velocidad de 7-8 nudos, lo que no está nada mal para un trimarán de 28 toneladas.
SK.: ¿Cuál es el mayor desafío técnico del Energy Observer?
J.D.: Planet Solar fue el primer barco con una batería de litio. Nosotros quisimos desarrollar un barco ligero propulsado en parte gracias al hidrógeno. Ello nos permite dominar la técnica, somos los primeros en realizar su producción de manera autónoma. Las eólicas y la energía solar nos permiten recuperar la energía del viento casi de manera continua.
SK.: ¿Lo que llaman la diversidad energética?
J.D.: ¡Exactamente! Queremos disponer de un acceso a la energía de manera permanente: ya sea a través de la electroliza, del sol o del viento. Para este último, hemos perfeccionado mano a mano con el navegador Yves Parlier una revolucionaria ala de tracción que afronta el desafío de la transición energética: optimizar al máximo los recursos existentes. Lo que nos permite esta cometa de 50 m.2: reducir en un 30% nuestro consumo energética. Es importante destacar que esta cometa se gestiona sola en función de la orientación del viento para optimizar su rendimiento.
SK.: ¿De cuanta autonomía van a disponer?
J.D.: Solamente con el hidrógeno tenemos unos 6 días de autonomía, sin contar el fotovoltaico y la cometa. Pero más importante que los números es la idea de autogestión para optimizar el consumo y el rendimiento. Me explico, nosotros decidimos programar el momento oportuno entre una fuente de energía y la otra. El autómata que programamos es capaz de gestionar una central nuclear, sólo nos toca programarlo. Deseamos un barco autónomo en energías y en pilotaje.
SK.: ¿Del nuclear al hidrógeno mañana?
J.D.: El hidrógeno es una fuente inagotable porque es la materia prima más presente en el universo y la podemos extraer fácilmente. Hemos visto cómo han cambiado las percepciones respecto al hidrógeno. En el 2005 se abandonaron los distintos proyectos sobre este por su elevado precio. A medida que fue bajando su coste de extracción, los proyectos se han acelerado. Existe una revolución en ese aspecto desde hace dos años. Hemos pasado por la revolución industrial, del carbono, del petróleo y ahora nos espera la del hidrógeno.
S.K.: ¿Cómo perciben estos cambios los líderes globales?
J.D.: Los actores institucionales han sido muy receptivos. Contamos con gente visionaria como Nicolas Hulot (explorador, presentador y ahora Ministro de Ecología en Francia) y 20 multinacionales aliadas alrededor del hidrógeno. Es apasionante ver cómo desde un pequeño local de Saint-Malo hemos alcanzado una visión compartida por empresas como Toyota, Total, y muchas otras. Además del sector privado, contamos con el soporte de la Unesco para la divulgación y de la Unión Europea para distintas ayudas financieras.
S.K.: ¿Y los políticos?
J.D.: Pensamos que el hidrógeno es la clave del mundo energético del futuro, pero apoyamos el equilibrio en las energías renovables. La compañía British Petroleum declaraba recientemente que en 2030 se prevé el fin del petróleo. Queremos exprimir en cada una de nuestras escalas alrededor del mundo este cambio futuro, pero el primer cambio debe ser a nivel político, es lo que accionará el movimiento. Si el día de mañana la gente no acompaña mejor la transición del fósil al renovable, nos encontraremos ante una enorme crisis económica. Tenemos que dejar de lado la competición entre el petróleo y la energía nuclear. Cada uno debe trabajar conjuntamente para el planeta. Buscamos soluciones.
SK.: ¿Cuál es el mensaje difundido a través de la autonomía energética?
J.D.: La autonomía energética es crucial para disminuir los conflictos en el mundo. Es un proyecto humanista, político, pero también tecnológico y económico.
SK.: ¿Cuáles serán las misiones del barco?
J.D: Varias. En cada escala montaremos un Village para sensiblizar los que desean cambiar al futuro. Abordaremos todos los temas: agricultura, energía, biodiversidad… En todos los sitios la gente se moviliza, queremos encontrarlos y compartir gracias a los documentales. La UNESCO es nuestro socio institucional para su divulgación.
SK.: ¿Cuál será el rumbo del Energy Observer en estos próximos 6 años?
J.D.: De Francia a Tánger, Malta, Alejandría, Tel-Aviv, Grecia y Barcelona en 2018. Estaremos presentes para la salida de la Route du Rhum en Saint-Malo y después rumbo a Europa del Norte. Cruzaremos el Atlántico, las Américas, Asia, Oceanía, los Emiratos y concluiremos en África.