La pesca con arpón bajo del agua debe ser tan antigua como el mismo hombre, ya que debería suponer un modo de conseguir alimento. No obstante, como deporte o afición es algo que empezó a mediados del siglo pasado. Por Andrés Orts
En los inicios de la pesca submarina se pescaba con un arpón afilado y poco más. Posteriormente, con la llegada de extranjeros a nuestras costa se descubrieron materiales como las gafas o aletas, que quedaron implantados como equipamiento imprescindible para la práctica de este deporte y, por último, la pieza fundamental, el fusil. Sin él es imposible realizar la práctica de este deporte, aunque por mucho tiempo no fuera más que una varilla y una goma de cámara de biciclet, también llamado fitora. Fue a mediados del siglo XX, cuando ya existían equipos que permitían el desarrollo en perfectas condiciones de esta modalidad, lo cual daría paso a consagrarse como deporte en el Mediterráneo español y, más concretamente, en las Islas Baleares, cuna de nuestros mejores y más afamados pescadores submarinos. La curiosidad de ver los peces Durante los meses estivales es casi inevitable para cualquier pescador de caña en el mar pensar ¿y si me metiera dentro del agua para intentar “ver” los peces que pesco, o incluso intentar pescarlos directamente? Aquí explicamos qué pasos dar en la iniciación a la pesca submarina. Lo principal es aprender a dominar bien la técnica del buceo en apnea. Para quien no lo sepa, está terminantemente prohibida la pesca submarina con cualquier tipo de ayuda. Esto es, no se pueden utilizar ni botellas de aire comprimido, ni desplazadores para sumergirse más profundamente ni nada por el estilo. Éste es un deporte en el que el pescador se bate a muerte contra su adversario y no hay más ayuda que los límites de cada uno. Es justo por esto por lo que se puede convertir en un deporte de riesgo, ya que en definitiva nos encontramos en un medio que no es el nuestro sin más ayuda que nuestra forma física y nuestro sentido común. Lamentablemente, todos los veranos, hay muchos accidentes por esta práctica, muchos de los cuales podrían evitarse. Invertiremos numerosas horas en bucear, antes de lanzarnos con un fusil para saber dónde están nuestros límites de apneas, así como el límite de las profundidades a las que podemos descender. La apnea es el tiempo que estamos sin respirar, éste es el primer paso para un pescador submarino. Debe controlar bien este ejercicio y desarrollarlo a la perfección. Con el paso del tiempo se aprende a prolongar e incluso a controlar, ya que un aumento de las pulsaciones o un estado de excitación pueden provocarnos la pérdida inmediata del oxigeno y darnos algún que otro susto. La profundidad es uno de los grandes retos a batir y uno de los principales riesgos a controlar. Es básico para cualquier pescador submarino bajar a suficiente profundidad como para tener garantizado que en esas piedras de allí abajo ha pasado poca gente y todavía hay algún buen pescado “esperando”. Con la proliferación de la pesca submarina cada vez hay menos peces visibles en las rocas de profundidades cercanas, lo que quiere decir que las de 5 a 10 metros de profundidad están muy visitadas por muchos pescadores. De modo que en ellas, habrá pocas posibilidades de encontrar buenos peces a capturar. Nos veremos obligados a bajar a mayores profundidades. Éste es el riesgo real de cualquier pescador, pues no sólo hay que bajar y pescar, siempre hay que calcular el oxigeno y las fuerzas para poder también subir sin dificultades. Y a esto solo se aprende con mucha práctica. Es obligado salir a bucear con un compañero, ya que en cualquier momento podemos necesitar que se nos ayude y sin un acompañante atento podríamos lamentarlo. Aquí tratamos de considerar ciertas precauciones, obviarlas es una temeridad. Son muchas las fantásticas sensaciones que produce esta práctica. El compañero en la pesca es un amigo con el que salir a bucear, pero sobre todo un vigilante y un protector de su alter ego. Lo mismo haremos nosotros, atentos a todo momento a qué hace nuestro compañero en el agua. Nos garantizaremos seguridad el uno al otro. Actualmente, existen en el mercado grandes marcas que proveen todo tipo de material para la realización de este deporte. Las piezas básicas para esta disciplina varían dependiendo de la época del año, así como de nuestra pericia. En verano se puede desarrollar esta práctica, simplemente con unas gafas, tubo, aletas, fusil, una boya que indique nuestra posición. Éste es el equipo mínimo a usar, pero en función de las profundidades a las que seamos capaces de bajar necesitaremos plomos para la cintura que nos ayuden a flotar, así como trajes de neopreno de distintos grosores para diferentes épocas del año, escarpines para los pies, aros para las presas, cuchillo, reloj y un largo etcétera que irá prolongándose según nuestra experiencia. Como todo deporte, está federado y sería óptimo que fuéramos a la federación de pesca submarina de nuestra comunidad y formáramos parte de la misma, para así relacionarnos con otros pescadores y estar informados de la reglamentación vigente para la práctica de este deporte. En nuestro país es obligatorio para realizar esta disciplina tener la correspondiente licencia de pesca submarina específica, ya que cada comunidad autónoma requiere la suya y nos veríamos en un serio apuro si la guardia civil nos la exigiera y careciéramos de ella.
Qué pez escoger En nuestros mares hay una gran riqueza de fauna que respetar y cualquier pescador debería cumplir la norma de no matar ningún pez que no se fuera a comer, como principal norma. Asimismo, respetaremos las tallas mínimas. No se trata de matar peces de nulo valor gastronómico o que carezcan de dificultad deportiva. Se trata de un deporte y, sin dificultad, no existe la superación y, por ende, falta de interés. Los pescadores submarinos disfrutamos también con el sentido de la vista.