
El Informe CLIVAR-Spain 2024, en cuya coordinación ha participado el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), ofrece una actualización clave sobre el estado del clima en España. El informe destaca el papel del océano en el clima y cambio climático y las evidencias de la sensibilidad de España y las aguas que nos rodean a los cambios que se están produciendo.
Los estudios y datos recopilados indican que las temperaturas de las aguas marinas están aumentando a una tasa de 0,25°C por década, en comparación con el 0,15°C por década de la media global. Este fenómeno es especialmente alarmante en el Mediterráneo, donde el calentamiento es entre dos y tres veces superior al promedio mundial desde la década de 1980, lo que está provocando un aumento en la frecuencia e intensidad de las olas de calor marinas, así como una mayor salinización de las aguas superficiales.
El informe también destaca que, aunque algunas zonas costeras del Atlántico presentan excepciones a esta tendencia, el incremento generalizado de la temperatura del agua está afectando a especies marinas y alterando patrones de circulación oceánica. Estas alteraciones pueden tener repercusiones en la productividad pesquera, los ecosistemas de mar abierto y la ocurrencia de eventos meteorológicos extremos, como tormentas más intensas y precipitaciones extremas en las zonas costeras.
Otro de los efectos esperados del cambio climático oceánico para las próximas décadas es la subida del nivel del mar, que ya se ha observado claramente en las costas españolas y que se espera que siga aumentando a un ritmo similar al del nivel del mar global, con graves impactos en playas e infraestructuras costeras.
También se espera que la acidificación del océano y la reducción del oxígeno disuelto, impulsadas por la absorción de carbono antropogénico, representen una seria amenaza para la biodiversidad marina.
El Informe CLIVAR-Spain 2024 enfatiza la urgencia de tomar medidas para enfrentar los retos que el cambio climático está imponiendo sobre España. La investigación liderada por el IEO y otros centros científicos permitirá seguir evaluando la evolución de estos cambios y diseñar estrategias de adaptación eficaces para proteger nuestra seguridad y bienestar en las próximas décadas.