Una nueva investigación de The Ocean Race, la regata más dura del mundo, ha descubierto que los microplásticos, y en particular las microfibras, son una plaga a lo largo y ancho del continente europeo.
Las 36 muestras de agua recolectadas en toda Europa, incluso en el Mar Báltico, el Canal de la Mancha, a lo largo de la costa atlántica y en el Mar Mediterráneo, contenían microfibras, pequeñas fibras plásticas que ingresan al medio ambiente al fabricar, lavar y usar ropa sintética. Las fibras también se originan en los neumáticos de los automóviles(1) que terminan en el mar después de fuertes lluvias y corrientes, y en los aparejos y líneas de pesca rotas.
Los datos, que fueron recopilados por los equipos de que compitieron en la primera edición de The Ocean Race Europe en mayo y junio de 2021, encontraron que, de promedio, los mares de Europa contienen 139 partículas microplásticas por metro cúbico. El 83% de estas partículas son microfibras, y el resto son fragmentos procedentes de la degradación de artículos de plástico más grandes, como botellas de plástico, envases y microperlas procedentes de cosméticos. Tres de las muestras (dos del Canal y una del Mediterráneo) contenían únicamente microfibras.
Los datos recogidos por la regata contribuyen al desarrollo de un mapa de plásticos en el océano y ayudan a comprender cómo se transfieren los microplásticos a los ecosistemas marinos. Las microfibras son el tipo de microplástico que consumen con mayor frecuencia las especies marinas(2) y, por lo tanto, son preocupantes para la biodiversidad oceánica.
The Ocean Race Europe tuvo lugar en mayo y junio de 2021, con salida desde Lorient, al noroeste de Francia, y finalizando en Génova (Italia) antes de hacer escala en Cascais (Portugal) y Alicante. Los datos se recopilaron durante un período de seis semanas, durante toda la regata y un evento prólogo, en el que los barcos partieron de Klaipeda (Lituania) y navegaron por el norte de Europa y por el Canal hasta el punto de salida de la regata.
Dos equipos, el Ambersail-2 y el AkzoNobel Ocean Racing, llevaron equipo científico a bordo para recoger muestras de microplásticos mientras competían, mientras que un tercer barco, el 11th Hour Racing Team, midió el dióxido de carbono (CO2), la temperatura del mar y los niveles de pH y salinidad, que son indicadores clave del cambio climático.
The Ocean Race midió los microplásticos en la última edición de la vuelta al mundo en 2017-18, en un movimiento pionero que combinó la competición y la ciencia. El verano pasado, la regata buscó dar un paso más y asociarse con organismos científicos: el Centro GEOMAR Helmholtz de Investigación Oceánica de Kiel y la Universidad de Utrecht, para realizar más descubrimientos sobre la fuente de los microplásticos analizando si son fibras o fragmentos.