Aunque la historia del Trofeo Conde de Gondomar empieza a escribirse en 1976, con el nacimiento de la competición, debemos remontarnos varios siglos atrás para descubrir el verdadero origen de su nombre, que surge de un pretendido homenaje a la figura de Diego Sarmiento de Acuña, primer Conde de Gondomar.
Hijo del gobernador de Galicia, al mando militar de la frontera portuguesa a la costa gallega, Sarmiento fue la figura clave en el ejército de 5.000 hombres que, a pesar de haber sido reclutados a toda prisa, lograron contener ataque que el pirata más famoso de la historia, Francis Drake, iba a perpetrar contra Baiona.
El 8 de Octubre de 1585, el Conde de Gondomar firmó uno de los capítulos más importantes de la historia de la villa marinera gallega, forzando la retirada de los 30 navíos y 1500 hombres con los que Drake pretendía hacerse con la localidad, y fue nombrado «Gobernador de la gente de guerra de Baiona y del Castillo de Monterreal»
El Conde de Gondomar quedó así ligado para siempre a la península del Monte Real, donde hoy en día se ubica el Parador Nacional, que también lleva su nombre; y el Monte Real Club de Yates, que en 1976 decidía bautizar como Trofeo Conde de Gondomar a una prueba que, con el paso de los años, se convertiría en la regata de altura por excelencia en Galicia.
Nacía así una de las competiciones más importantes del panorama náutico español, bajo el mandato de Rafael Olmedo Limeses como presidente del club; y con el almirante Rafael Lorenzo (comodoro), Humberto Cervera «Piruchi» (delegado de vela) y Alfonso Paz Andrade, como figuras claves en su creación; junto con Jesús Valverde, José Ramón Fontán, José de la Gándara y Rui Moreira.
El 19 de agosto de aquel año, 29 barcos aceptaron el desafío y pusieron rumbo a la zona de Cabo Silleiro donde estaba previsto celebrar un triángulo olímpico que finalmente no llegó a disputarse a causa de la niebla. La segunda de las tres pruebas previstas en programa, un recorrido entre Baiona y Muros, también se suspendió, esta vez por falta de viento; y el estreno del Trofeo Conde de Gondomar quedo reducido a una única prueba que ganó el «Ardora» (Contention33) de Alfonso Paz Andrade y Julio Babé, patrocinado por Gonzalo Romero.
En 1980, la competición introduce cambios en los trazados que se habían diseñado inicialmente, con una nueva prueba de 120 millas entre Baiona-Povoa de Varzim-Baiona, que se suma al triángulo olímpico y una regata media con recorrido en forma de nueve entre las Islas Cíes y Ons. El triunfo fue para el irlandés «Moonduster» (Swan 441), de Dennis Doyle, que había llegado a Galicia con la regata Lymington-Baiona y decidió estrenarse también en el Conde.
En 1981 se produce una nueva modificación en los recorridos. De una idea de Fernando García Tobio (del Comité de Regatas del club junto con Alfonso Paz Andrade, Estanislado Durán y Jacobo Fontán) y en honor a Jesús Valverde, nacía el Baiona – Carrumeiro Chico – Baiona, una histórica prueba que se mantiene hasta la actualidad como una de las más emocionantes del calendario regateo peninsular.
El vencedor de esta edición, y también de la siguiente (1982), fue un barco de otra de esas sagas históricas que surgieron de la náutica gallega: el «Vento» de Manuel Fernández, quien muchos años después recibiría la medalla de oro de la Real Federación Española de Vela, máximo galardón de la vela española.
Tras las victorias del «Ardora» y del «Venta«, empiezan a bordar su nombre en el cuadro de honor del Conde de Gondomar los distintos Pairos de Jose Luis Freire. «El Pairo Tres» ganó por primera vez en 1983, repitió en 1984, y los siguientes modelos con los Freire disputó el Conde, todos bajo el mismo nombre le darían otros 4 triunfos más.
Hasta el momento, José Luis Freiré es el que mayor número de victorias ha logrado en la competición. Suma un total de 6: tres en la década de los ochenta (1983, 1984 y 1988) y otras tres en los primeros años del nuevo milenio(2003, 2007 y 2009). En la actualidad, a sus 84 años, el «Tibu» sigue participando en el Conde ( no solo como armador, sino también a bordo de sus barcos) y, aunque no ha vuelto a lograr ninguna victoria más, está siempre entre los favoritos.
Siguiendo su estela nos encontramos al «Aceite Abril» de Luis y Jorge Pérez Canal; que suman 4 victorias, las mismas que lograron en su día el «Ardora» de Paz Andrade, el «Castrosúa» liderado por Willy Alonso y el «Alaxe» de Julio Martínez Gil. El barco de los hermanos ourensanos ha sido el protagonista indiscutible de los años más recientes, llevándose el gran premio en 2013, y encadenando tres oros consecutivos en 2016, 2017 y 2018.
En los dos últimos años, los vencedores fueron el equipo del portugués Rui Ramada, que en 2019 repitió con el “Yess Too” el triunfo que había logrado en 2014 con el “Fifty”; y el “Magical” de Julio Rodríguez, que en 2020 reescribía su nombre en el histórico de ganadores del Conde, que ya había firmado en 2001 con el “Starfisher”.
Paz Andrade, Julio Babé, Gonzalo Romero, Manuel Fernández, José Luis Freire, Jaime Rodríguez Toubes, José María Lastra, Pedro Campos, Julio Martínez Gil, Gonzalo Araújo, Willy Alonso, Javier de la Gándara… son algunos de los armadores y patrones más destacados de la historia de la vela en España que han pasado (y siguen pasando) por el Trofeo Conde de Gondomar.
Disputado sin interrupción desde 1976, la competición del Monte Real Club de Yates se ha consolidado como una de las regatas más carismáticas de España y en este 2021 cumplirá su cuadragésimo sexta edición bajo la presidencia de José Luis Álvarez. Se celebrará en Baiona los días 23, 24 y 25 de julio bajo el nombre de Gran Premio Zelnova Zeltia Banco Sabadell.
Incluirá, como viene siendo tradición, la histórica prueba del Carrumeiro Chico, de unas 100 millas de distancia, cuyo récord ostenta el Cenor & De Dietrich, un Farr 50 del Real Club de Regatas Galicia, que en 2011 pulverizó las cifras que el velero vasco Zorongo mantenía desde 1992. La tripulación arousana, liderada por Martín Bermúdez de la Puente, completaba la subida y bajada al Carrumeiro Chico desde Baiona en apenas 11 horas, 56 minutos y 57 segundos, rebajando en más de 30 minutos los números logrados por los vascos 19 años antes.