Bruscamente, la profundidad del océano pasa de más de 5000 metros a unas decenas de metros. Es el monte La Pérouse, una estructura volcánica sumergida cuyo tamaño es comparable al del Mont Blanc, la montaña más alta de Europa. Los palangreros de la Reunión conocen muy bien esta anomalía geológica, ya que frecuentemente realizan allí pescas milagrosas. Pero para los oceanógrafos, esta zona sigue siendo un enigma.
Al igual que otras formaciones geológicas similares esparcidas por el mundo, el Monte La Pérouse – que en otros tiempos era una isla, antes de que las aguas lo cubrieran por completo – cumple, por su singularidad en medio del Océano Índico, las funciones de hábitat, refugio y reserva de alimentos. Constituye un abrigo y un lugar de parada para numerosos animales, entre los que se encuentran especies en vías de extinción. Allí, la fauna y la flora son particularmente diversas y muy específicas. Muchos de los organismos que prosperan en esta zona no se encuentran en ningún otro lado. Así, el Monte La Pérouse cumple un papel fundamental para el equilibrio del ecosistema del océano, por lo cual es esencial proteger esta área de la sobreexplotación.
En noviembre de 2019, Laurent Ballesta, acompañado por investigadores locales y miembros del equipo de buzos profesionales de Gombessa, realizó una expedición para estudiar, calificar e ilustrar la excepcional biodiversidad del monte submarino La Pérouse. Realizada con el apoyo de Blancpain, socio fundador de las expediciones Gombessa y numerosas misiones oceanográficas anexas del biólogo y fotógrafo submarino francés, la exploración de este sitio monumental fue una gran primicia. Al igual que todas las expediciones Gombessa, se articuló en torno a tres principios clave: el aspecto científico, el desafío del buceo y la promesa de imágenes inéditas.
Los retos científicos consistieron principalmente en la identificación de los hábitats y la recopilación de datos sobre la fauna y la flora. La observación y el inventario fotográfico, la toma de muestras biológicas y ecológicas y la utilización de cámaras y sonares fueron algunas de las técnicas utilizadas por Laurent Ballesta y su equipo para analizar la biodiversidad del Monte La Pérouse.
Para llevar a cabo este estudio, los buzos tuvieron que adaptarse a condiciones de buceo complejas. Situada en alta mar, la zona se encuentra a merced de los vientos alisios y corrientes casi permanentes. Además, las inmersiones se efectuaron en aguas abiertas, sin la posibilidad de regresar a un arrecife, cerca de la superficie. Durante las salidas, no había puntos de referencia visuales ni protección contra la corriente. Los tiempos de inmersión fueron de casi una hora, en las zonas de 60 metros de profundidad, y de hasta 30 minutos entre los 110 y 140 metros. Las salidas y descompresiones diarias duraron de 3 a 5 horas.
La exploración del Monte La Pérouse permitió captar imágenes espléndidas y extraordinarias. Además de integrar el documental “Los misterios del Monte La Pérouse”, ilustrarán una síntesis del estudio y una publicación científica, y podrán apreciarse en exposiciones fotográficas. Laurent Ballesta y Blancpain desean sensibilizar al público sobre la importancia de los montes submarinos para la biodiversidad y los ecosistemas oceánicos y, en consecuencia, sobre la necesidad de preservarlos.