La Rolex Sydney Hobart de 2014 comienza a las 13:00, hora del este de Australia (AEDT), de mañana viernes 26 de diciembre.
La Rolex Sydney Hobart Yacht Race celebra su 70a edición este año, un logro memorable para una regata de altura que se ha convertido en una clásica internacional desde su creación en 1945.
A lo largo de su flamante historia, la Rolex Sydney Hobart ha rendido homenaje a hazañas de valentía, de extraordinaria habilidad en la navegación, de velocidad y esfuerzo; ha sido testigo de adversidades y superado tragedias, y ha atraído a personas de índole muy diversa a participar en este rito iniciático de la náutica. La regata ha sido conquistada tanto por barcos de 9 m de eslora con tripulaciones aficionadas como por superveleros imperiosos de 30,5 m con marineros profesionales.
La idea original de navegar desde Sídney hasta Hobart, Tasmania, fue concebida por los miembros del Cruising Yacht Club of Australia (CYCA) muy poco después de su creación en 1944. Originalmente planificada como un crucero, la historia cuenta que John Illingworth, un oficial de la armada británica residente en Sídney que había competido en la Fastnet en 1937, tan sólo aceptaría tomar parte en ella si los demás participantes la “convertían en una competición”, lo que hicieron. Nueve veleros –que iban de 9 a 19,2 m de eslora– participaron por primera vez en la regata.
En comparación con los sofisticados equipos de alta tecnología y los sistemas informáticos disponibles para las tripulaciones en 2014, 1945 era una época muy diferente: en los años de la posguerra, los materiales eran escasos y rudimentarios. Las medidas de seguridad eran mínimas respecto a los estándares actuales, la navegación se realizaba mediante sextante y brújula y algunas tripulaciones ni siquiera disponían de radios y, por lo tanto, desconocían los pronósticos meteorológicos y los avisos de tormentas.
Cuando el velero de Illingworth, el «Rani», llegó a Hobart en la noche del 1 de enero de 1946, la tripulación no tenía ni idea de su posición con relación al resto de la flota. Suponiendo que su barco era el último en llegar, Illingworth se quedó atónito al saber que su barco, el segundo velero más pequeño de la flota, había sido el primero en llegar a la meta. El Rani también resultó ser el ganador global de la regata. Como primeros receptores de la prestigiosa Tattersall’s Cup, tanto Illingworth como el Rani se han convertido en leyendas del evento.
Las historias de esa primera regata heroica, casi curiosa, impulsó a otros a participar. Muy pronto se convirtió en una tradición y, desde entonces, se lleva celebrando todos los años entre Navidad y Año Nuevo.
Setenta años después, muchos de los valores inspirados por los fundadores de la regata siguen aún vigentes: el sentido de aventura, el espíritu luchador, la camaradería, la dedicación, el respeto a los elementos y la competición.
foto: Rolex/Carlo Borlenghi
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