Trucos y material para el curricán

Dentro de las tácticas que podemos practicar a bordo del kayak, el curricán es la especialidad más utilizada, bien sea para mantener nuestros equipos en acción de pesca hasta llegar a un pesquero o como modalidad predominante para una jornada completa.

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Una de las cuestiones a plantearnos para el curricán es el tipo de cañero a utilizar. La mayoría de los kayaks ya llevan instalados los cañeros empotrados justo detrás del asiento, y aunque son muy útiles también tienen el inconveniente de que, al estar ubicados tras nosotros, nos obligan a estar mirando hacia atrás cada cierto tiempo con el fin de comprobar la evolución de nuestros señuelos. Por otro lado, disponemos de un cada vez más amplio surtido de cañeros en superficie fácilmente instalables en cualquier kayak, si bien deberemos considerar las especificaciones del fabricante, y que los mismos no flexen a la hora de la picada. Las posibilidades del montaje varían, desde los raíles o los tipo ram, a los que llevan una base empotrada. Entre las diferentes ventajas que nos ofrecen, está la posibilidad de variar la posición del cañero de una forma rápida, por ejemplo a la hora de disponer de dos cañas en acción de pesca, distanciándolas para evitar enredos entre las líneas, también nos permite la colocación de las cañas justo delante nuestro sin tener que perder de vista en ningún momento las punteras y detectar el más mínimo ataque.

Caña y carrete

El tipo de caña idóneo para el curricán es aquella que dispone de una puntera sensible que permite seguir la evolución del señuelo en acción. A menudo ocurre que algas u otros objetos flotantes quedan enganchados en nuestras muestras sin dejar que ésta nade correctamente haciendo que nuestro esfuerzo resulte inútil, de ahí la necesidad de que nos transmita lo que ocurre bajo el agua. El anillado de la caña debe evitar el sobrecalentamiento y que la cerámica salte en el momento menos oportuno. Las acciones más comunes son las comprendidas entre las 5 y las 25 libras, que en caso de una captura de buen porte nos permitirá batallar sin problemas.

Como en este caso, sólo mantendremos en las manos el equipo poco tiempo. Hay tres cuestiones a tener en cuenta antes de adquirir un carrete para curricán desde kayak: el ratio, capacidad y freno.

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El ratio

Para una buena recogida del carrete, el ratio debe ser de 4.5-1 como mínimo, y recoger más de 0,7 metros de hilo por vuelta ya que una recogida inferior puede hacer que se eternice el bobinado de los 40 o 50 metros de línea que tenemos largados en un curricán convencional o entre 60 y 90 metros para curricán de fondo, y más aún en una situación de combate.

Capacidad

Mínimo debe poder acoger 300 m de una línea trenzada de 0,25 mm de diámetro, para no sufrir el tan poco deseado No line, por lo que nuestra selección debe ser de tallas 4500 o superiores.

Freno

Escogeremos un carrete con freno micrométrico de más de 7 kg. No olvidemos que, aunque estamos pescando desde kayak, estamos practicando curricán costero y los peces de buena talla estarán muy a nuestro alcance, con lo que debemos tener algo con lo que hacerles frente sin romper.

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Preparando los equipos

Los señuelos más utilizados suelen ser los minnows con tallas comprendidas entre los 80 y 140 mm de longitud y diferentes tipos de babero, en función de la profundidad que deseemos que funcionen. En la elección del mismo tendremos en cuenta también la velocidad a la que han de ser utilizados, así como las características de su pala, aunque parezca un poco irreal, los señuelos muy violentos en sus movimientos hacen un mayor efecto freno y notaremos el lastre a la hora de remar.

En la mayoría de los casos se suelen llevar acompañados de plumas, pepones o anguilones que pueden ser comprados o confeccionados a nuestro gusto. Estos montajes son muy efectivos. Principalmente se trata de que el pez esté más seguro a la hora de atacar, ya sea porque al ver varias muestras muy seguidas puede interpretar que hay más posibilidades de comer, o bien si el montaje va escalonado en el tamaño de las muestras, darle a entender que se están acechando entre sí y que no será visto antes de su ataque. Su utilización puede hacer de efecto chivato, es decir, que posibles presas de piezas mayores entren al engaño como pueden ser caballas, estorninos, obladas… Cuando se dan este tipo de capturas también nos marcarán la tendencia de los colores a utilizar en ese momento concreto.

Por otro lado, si nuestra pretensión es tentar especies como corvinas o dentones la mejor opción es el curricán de fondo. Como norma general, aumentaremos el calibre de nuestras líneas, ya que una de las formas de defenderse de estas especies radica en aproximarse a las rocas para liberarse y, con líneas finas, la rotura está garantizada. En estos casos, se suele utilizar únicamente un señuelo duro acompañado de plomos grapa en diferentes pesos y cantidades en relación a la profundidad en la que se pretende pescar. Por ejemplo, un señuelo que trabaja en una profundidad de 4-6 metros, si le añadimos a una distancia de 25-30 metros un plomo de 155 gr, alcanzaremos una profundidad aproximada de 12-14 metros. Por otro lado, si queremos alcanzar profundidades mayores, sobre los 20 metros, colocamos 2 plomos de 100 gramos a distancias de 25-30. El riesgo de enganches en el fondo es muy alto a la hora de colocar el plomo ya que a diferencia de la embarcación a motor éste se efectúa en parado abriendo el pick-up del carrete, por lo que siempre llega a posarse en el fondo. De ahí que sea muy recomendable que el lastrado se efectúe en fondos de arena para a continuación adentrarnos en las zonas rocosas que son muy recomendables. Ni que decir tiene que esta modalidad requiere mucha atención a la evolución del fondo con el fin de evitar enganches y por ello contaremos con la ecosonda.

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Materiales y colores de los señuelos

Como reclamo principal siempre optaremos por los clásicos minnows preferiblemente de plástico. Los depredadores de curricán tienen potentes dentaduras, y una dentellada en un señuelo de material blando puede hacer que esa muestra que es tan buena, pase a no serlo. Su hidrodinámica puede variar con una simple hendidura y comenzar a nadar o dejar una estela no natural que haga huir a los peces. Respecto al tamaño, variaremos en función a la época en la que nos encontremos. A principios de primavera, las tallas entre los 80-90 mm son las más adecuadas y, según van avanzando las estaciones, subiremos el calibre de la muestra para adaptarnos a la evolución natural de los alevines que ya han ido creciendo. Cuando el otoño esté avanzado llegaremos a montar tallas de hasta 120-140 mm.

En cuanto a los anguilones, los usaremos desde los 60 mm a 105 mm, también pueden ser perfectamente montados pequeños vinilos sin plomar. En cualquiera de los dos casos, la visión de un conjunto de pequeños peces se hará más irresistible. Cuando hagamos los montajes colocaremos un quitavueltas o emerillón de pequeño tamaño en un extremo y un grapa en el otro. De este modo, el cambio de la muestra principal será más fácil y no se acortará en exceso la distancia entre muestras, con el riesgo de enredo que ello conlleva.

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Zona de pesca

La planificación de una jornada de curricán no es algo que se haga al azar, son muchas las variantes que tendremos en cuenta: la época, las corrientes predominantes, la evolución de la temperatura del agua, la amplitud de marea, presencia de agua dulce… Todos estos datos si no son bien interpretados echarán a perder nuestra jornada y, aun haciéndolo bien, si el pescado no está por comer, no lo hará.

Una de las zonas más querenciosas, sin lugar a duda, son las rías. Los depredadores casi siempre están al acecho en las proximidades sobre todo en el momento de la bajamar. Los peces van saliendo por la escasez de agua y se convierten en presa fácil.

Por otro lado, si buscamos en mar abierto trataremos de cruzar por veriles y zonas de entrada de mar, donde muchas veces se agrupan los bancos de pequeños peces que sirven de alimento.

Las cartas de navegación nos proporcionan mucha información al respecto y nos permiten programar un trayecto. Asimismo el disponer de un GPS se hace necesario para poder seguir esa ruta, aparte de que con él estudiaremos lo ocurrido durante la jornada y podremos sacar las conclusiones para futuras jornadas.