Serviolas en aguas someras

Pescar grandes serviolas en pocos metros de agua puede llegar a ser bastante habitual en nuestras salidas de pesca, aunque nadie dirá jamás que sea un objetivo asequible para todo aficionado a este deporte.

 

La mayoría de aficionados a la pesca recelan o desconfían de quien cuenta historias de grandes peces, sobre todo si se trata de pescarlos con técnicas de pesca poco comunes para la serviola. Lo habitual sería que habláramos de otras tácticas, materiales y señuelos más afines al jigging que al spinning para tentar a esta codiciada especie, pero un pescador deportivo debe aprender a adaptarse a todo aquello que se presenta en su escenario de pesca. Si las grandes serviolas merodean por las aguas someras, debemos aprender a adaptar nuestros equipos, materiales y técnicas de pesca para capturar alguna de ellas.

Durante cuatro temporadas pescando en los mismos spots veraniegos, detectamos la presencia de serviolas rondando los mismos escenarios donde tentábamos grandes palometones y lirios. Tras realizar algunas capturas esporádicas casi sin buscarlas, fuimos comprendiendo cómo se comportaban estos potentísimos adversarios hasta el punto de salir tras ellos casi en exclusiva, pero pronto nos dimos cuenta de algo: No es una especie tan predecible como para dejarse engañar fácilmente.

El adversario

Potente como pocos y resistente en su lucha constante de principio a fin, la serviola es uno de los peces más deportivos que podemos pescar en nuestras aguas litorales. De picada franca en las profundidades, se torna muy desconfiada en aguas claras y poco profundas, así que no nos lo van a poner nada fácil. Si bien es posible pescar bastantes ejemplares en aguas profundas a jigging pesado o a medias aguas con equipos light, nos será muy difícil realizar capturas múltiples en la modalidad de spinning dado que, una vez clavada una, los demás ejemplares, al poco rato de custodiar a su compañera, desaparecerán. Seguirán merodeando por la zona, pero nos costará bastante volver a dar con ellas.

Las serviolas de hasta unos 3 o 4 kg son muy divertidas de pescar, atacan en grandes grupos y es frecuente poder clavar más de un ejemplar si nos apresamos a cobrar cada picada, pero pasados los 5 kg de peso nos van a poner en grandes apuros, y hay que ir bien equipados para garantizar una lucha sin tregua hasta el final.

Los ejemplares más espectaculares nada tienen que envidiar a la más potente arrancada del gran y poderoso palometón, la desconfianza de la más astuta de las lubinas y la resistencia y tesón del majestuoso atún. Batallar con un gran ejemplar en menos de 10 m de calado es lo más apasionante que nos puede pasar.

 

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El equipo de pesca

Potencia, fiabilidad y resistencia son cualidades que debemos exigir a nuestro equipo de pesca a la hora de tentar a esta especie, sin olvidar ligereza,  comodidad y elasticidad en momentos críticos. El equipo único e ideal para todas las especies no existe, pero podemos acercarnos a él potenciando todo el material que, de seguro, disponemos. Lo fácil sería preparar dos equipos: uno ligero y otro más potente, pero el handicap de las serviolas es que, al presentarse en grandes grupos, nunca sabemos si nos va a picar un alevín o un gran contrincante… y tenemos que estar preparados para todos ellos, sin olvidar el goce de disfrutar los embates de los más pequeños. Lidiar un equipo ligero y potente será la clave.

 

-La caña: Es aconsejable que no sea muy larga, dado que las servias siempre tienden a colocarse justo debajo del casco de la embarcación mientras siguen tirando y dando cabezazos. Es un momento realmente crítico, donde la potencia de la vara va a dar el do de pecho. Una longitud entorno a los 2 o 3 m y una potencia de lance de entre 20-80 grs puede ser suficiente, si su blank es excelente.

 

-El carrete: Ligero, potente, que albergue una buena cantidad de trenza para poder dar rienda suelta a los mayores ejemplares y con un freno fiable para poder contener sus constantes arrancadas y cabezazos. No es imprescindible que sea rápido para pescarlas a spinning, al contrario que a jigging, que debemos recoger a toda máquina. El freno lo calibraremos duro, para clavar bien las poteras en la severa mandíbula de las serviolas, pero que suelte hilo en caso de repentina fuga, sobre todo en los momentos finales, cuando el pez continúa buscando el fondo justo debajo del casco de nuestra embarcación.

 

-Hilos y grapa: La línea trenzada es casi de uso obligado para los pescadores de lance, en tanto que su escaso grosor nos permite lances más largos y su nula elasticidad nos otorga clavadas instantáneas. Rellenaremos la bobina del carrete con trenza lo más fina y resistente posible, según preferencias del pescador. Ésta, al ser una línea opaca, no ofrece invisibilidad dentro del agua, así que será necesario empalmar unos metros de fluorocarbono de unos 0,45 mm o 0,50 mm de grosor. Este empalme nos dará un poco de elasticidad que nos irá muy bien para no tener que abrir demasiado el freno del carrete, poder apretar al pez y no hacer eterna la lucha con él. Remataremos el sedal con una grapa bien anudada con doble lazada. Como todos, supongo, empezamos usando grapas con giratorio incorporado, pero acabamos eliminando cualquier accesorio estrictamente innecesario, simplificando el equipo al máximo. No nos podemos permitir ningún fallo.

 

-Señuelos: Las serviolas entran bien a enormes jigs en profundidad en la modalidad de jigging, y eso nos da una pista muy clara en cuanto a su comportamiento y agresividad. No dudan en atacar a señuelos sobredimensionados, y ese comportamiento se da tanto en grandes fondos como en superficie. Podemos capturar ejemplares medianos a medias aguas con jigs de unos 50 gr y 9 cm de longitud pero, en poca agua y a pez visto, es casi imposible engañarlas con estos señuelos. Debemos tomar como ejemplo el jigging profundo y aplicar su equivalente en superficie: grandes minnows, cuanto más alargados y finos sean, mejor. Uno de los óptimos resultados lo hemos conseguido del DUO Tide Minnow Slim 200, un señuelo de 20 cm.

 

-Otros accesorios: Todo pescador de spinning debe utilizar gafas para proteger sus ojos del sol y posibles accidentes con las afiladas poteras de los señuelos. Si son gafas polarizadas mucho mejor, ya que minimizan los reflejos del astro y nos permiten ver a través de las primeras capas de agua, controlando el señuelo y posibles persecuciones y ataques de los deseados depredadores. Un gran salabre nos será de gran ayuda a la hora de izar a bordo las presas, no descartando el gancho para los ejemplares descomunales. Un boca grip nos puede venir fenomenal para manipular las capturas de forma segura sin tener que dañar sus agallas y poderlas liberar con garantías de supervivencia, y unos buenos alicates serán imprescindibles para sacar las afiladas poteras de sus carnes. No está de más cambiar anillas y poteras de los señuelos que vayamos a utilizar, dado que muchos de ellos cuentan con anillas y anzuelos de poca calidad que de buen seguro la serviola abrirá sin dificultades. Toda precaución es poca con adversarios tan potentes.