Palometones y anjovas a curricán

Me gustaría compartir experiencias de esta fantástica afición común, la pesca, que afortunadamente para todos cuenta con diferentes modalidades y “trucos” que harán posible conseguir nuestras deseadas capturas.

Por Álex Villaverde (Venezia Sport Fishing)

 

En estos tiempos de crisis que estamos pasando, en los que desafortunadamente nuestras carteras se encuentran más ligeras de peso, una de las modalidades de pesca que podemos practicar sin realizar grandes desplazamientos con nuestra embarcación (por pequeña que sea), es la del curricán de costa. Esta técnica seguro que nos depara más de una sorpresa agradable con costes económicos más asequibles y con capturas tan importantes como las que nos pudieran dar la pesca en alta mar o pesca de altura.

En esta ocasión, trataremos de explicar lo más claro posible nuestra técnica para intentar capturar especies como el lirio o el palometón, este último de un sabor exquisito y de “fácil comer”, pues es una especie que no posee, prácticamente espinas, solo tiene una central y su piel es gruesa. Como siempre, recomendamos devolver con vida a mar todas aquellos peces que no vayamos a consumir.

 

El espetón, inmejorable cebo

Para estas jornadas de pesca aconsejamos cebo natural, espetón o aguja, preferentemente esta última, ya que estas especies suelen atacarla mucho en las cercanías de nuestras costas, convirtiéndose de esta forma en uno de los mejores cebos naturales que podemos utilizar, destacando primero por su brillo, segundo por lo fina que es, y tercero por cómo podemos hacerla navegar. Para esto, nos aprovisionaremos de este cebo en nuestras costas, desde el verano hasta finales de noviembre en nuestras playas, realizando las capturas al lanzado desde la arena, con equipo de spinning, boya, anzuelo del número 8 y gusano tipo coreano. Fuera de estas fechas, estos cebos se pueden encontrar junto con la pesca de la sardina, por lo que lógicamente tendremos que conseguirlo a través de los pescadores profesionales, de modo que, aconsejamos intentar tener un buen stock en nuestro congelador particular, que para cada salida de pesca de más de seis horas vamos a necesitar aproximadamente entre ocho y doce piezas en función de las picadas.

 

Montaje del cebo natural

La forma de proceder será la siguiente: utilizaremos una varilla de aproximadamente 30 centímetros, de largo (tipo aguja). En el extremo posterior de ésta ataremos un trozo de hilo fino del 0.25 de diámetro, atravesaremos el cebo con dicha aguja y así haremos que el hilo quede por dentro de éste. Ataremos el hilo fino al quita-vueltas del bajo de acero, el cual estará previsto de un anzuelo.

La distancia a dejar entre el bajo de acero y la cabeza del cebo será de unos veinte centímetros, así podremos evitar posibles roturas a la hora de una picada, sobre todo por las anjovas. La boca del cebo la cerraremos con hilo elástico.

Para que no se nos rompa el cebo navegando, procederemos a colocar un anzuelo del nº4 justo en la cabeza y lo ataremos al quita-vueltas del bajo de acero, tensaremos un poco más el hilo de acero saliente del cebo y así conseguiremos que no se nos rompa el navegar, ya que dicho anzuelo será el que haga toda la fuerza durante su movimiento. Al mismo tiempo, su navegación será más real.

Si utilizamos espetón como cebo, el montaje lo haremos con un babero que incorpora un plomo, veamos el dibujo del montaje.

 

Los equipos de pesca al detalle

En las cañas usaremos hilo de veinte o treinta libras, unos veinte metros de fluorocarbono de 0.40 de diámetro. Utilizaremos bajos finos pero a la vez resistentes, ya que, nuestra presencia pasará más desapercibida.

Recomendamos utilizar dos cañas por embarcación, dependiendo de la manga de la misma –las que utilizamos en nuestra embarcación “Venezia”, de cuatro metros de manga–, de esta manera evitaremos que se nos líen las líneas al realizar los cambios de rumbo.

La distancia que aconsejamos a la hora de colocar nuestros señuelos en acción de pesca es: una a 85 metros, y otra a 105 metros de nuestra popa, y así abarcaremos diferentes distancias. La velocidad de navegación aconsejada es de unos cuatro nudos.

Para bajar nuestras líneas de pesca usaremos unos plomos especiales de enganche y desenganche rápido, para que en la picada podamos quitarlos sin dañar la línea, gracias a dichos plomos conseguiremos bajar de uno a tres metros nuestras líneas, los pesos de estos serán de cien a doscientos gramos, dependiendo de la profundidad en la que queramos pescar y los colocaremos a unos 18 metros del señuelo.

Aconsejamos utilizar cañas tipo jigging, para poder disfrutar del combate, un carrete tipo Stella 20000 o Saltiga 6500, ya que nos podemos encontrar con alguna sorpresa respecto al tamaño de estas capturas.

 

En busca de aguas turbulentas

Con todo el material a punto, nuestro cebo preparado y con toda la ilusión de un día inolvidable de pesca, solo nos queda ver dónde ir.

Comenzaremos en busca de aguas turbias y poco profundas, en desembocaduras de rieras, ríos, etc., sobre todo, después de fuertes lluvias transcurridos uno o dos días. Realizaremos unas pasadas por estas zonas, en caso de no reunir estas condiciones, nos decantaremos por una franja o sector poco profundo, de entre 3 y 8 metros, estando siempre atentos a no enrocar nuestros señuelos en las diferentes profundidades que nos encontremos.

El material necesario, además de cañas y carretes sería:

-Gancho o salabre, cinturón de combate, hilo de veinte o treinta libras, bajo de línea de 0,40 mm de fluorocarbono, hilo acerado con sus respectivos remaches para poder realizar el bajo, quita-vueltas, plomos de 100 o 200 gramos e hilo elástico.

Cuidemos nuestros mares y respetemos nuestra afición.

 

la foto 3