Museo Submarino de Lanzarote

Esculturas 2 - Museo Submarino LanzaroteEl primer museo submarino de Europa comenzó a convertirse en realidad el pasado domingo con la inmersión de varios conjuntos escultóricos del artista internacional Jason deCaires Taylor en los fondos marinos de la Bahía de Las Coloradas de Lanzarote, accesible para buceadores y submarinistas de todos los niveles. El proyecto está ideado para, con el transcurso del tiempo, incrementar la biomasa marina y facilitar la reproducción de las especies de las Islas Canarias en un territorio declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO.

El proyecto forma parte del Museo Atlántico y creará un gran arrecife artificial formado por una serie de instalaciones artísticas elaboradas en hormigón de PH neutro y materiales que no afectan al fondo marino ni a la flora y fauna de la zona, ya que se ha evitado la utilización de metales y materiales corrosivos no sostenibles para el suelo submarino. Los conjuntos de esculturas, que ocupan el 15 por ciento de una superficie total de 2.500 metros cuadrados, recrean diferentes escenarios vitales a través de la representación de figuras humanas, para lo que han servido de inspiración y molde los propios residentes de la isla de Lanzarote en situaciones cotidianas que invitan a la reflexión junto a referencias a problemas humanitarios, como la crisis de los refugiados, o a la relación entre la naturaleza y el hombre.

El artista Jason deCaires Taylor, reconocido internacionalmente por sus creaciones escultóricas submarinas de los museos subacuáticos de Las Bahamas, Cancún y Las Antillas, proyecta en su obra “una defensa de los océanos” en un lugar concebido como museo para la preservación, conservación y educación del medio marino “como parte integral de un sistema de valores humanos”. En sus trabajos, deCaires pretende “poner de relieve la ligazón entre arte y naturaleza, pasado y presente, y trasladar cierto cuestionamiento crítico en torno a la mercantilización de los recursos naturales”. El Museo tendrá por escenario una isla, Lanzarote, que es ya un referente internacional del binomio arte-naturaleza gracias a la obra de artista lanzaroteño César Manrique.

La primera inmersión artística del Museo Atlántico integra las siguientes instalaciones:

  1. El Rubicón: Agrupación de 35 figuras humanas que se encaminan hacia un mismo destino. Atraviesan el umbral de una puerta que ejerce como límite entre dos realidades y que se abre al Océano Atlántico. Los modelos utilizados para estas esculturas son personas de la isla.
  2. La Balsa de Lampedusa: Reflexión sobre la crisis humanitaria basada en la pintura de Gericáult. Ésta representa el abandono que sufrieron los marineros en su naufragio a Senegal. La escultura pretende trazar un paralelismo entre esta situación polémica con la crisis actual de los refugiados, donde muchos se ven abandonados por la sociedad y/o por falta de humanidad: una reflexión sobre la esperanza y la pérdida y, a su vez, un reconocimiento hacia aquellos que han perdido sus vidas en esa travesía. La forma del barco está inspirada en las pateras llegadas a Lanzarote.
  3. Los Jolateros: Una agrupación de niños en sus barquitas hechas con latón, denominadas “Jolateros”, que hace referencia a una tradición de Lanzarote y a su vez se convierte en metáfora de un posible futuro para nuestros niños, marcado por la precariedad que supondría navegar con una chapa.
  4. Contenido: Una pareja tomando un “selfie” invita a reflexionar sobre el uso de las nuevas tecnologías y la autorreferencialidad. Esta escultura se ubicará junto a La Balsa de Lampedusa de modo que la cámara elude un momento trágico, convirtiéndolo en acontecimiento “de fondo” digno de ser registrado. La cruda realidad de unos se convierte en espectáculo para otros.
  5. Las Esculturas Híbridas: Fusionan naturaleza y humanidad conviviendo en armonía a la vez que referencian la rica vegetación de Lanzarote. Estas esculturas son mitad humanas, mitad cactus, y constituyen una parte importante del jardín botánico.
  6. Los Fotógrafos: De forma similar a la pareja “selfie”, los fotógrafos abren un debate sobre el uso de las nuevas tecnologías y el voyerismo. El conjunto escultórico pretende poner de relieve la ligazón entre arte y naturaleza, pasado y presente, y trasladar cierto cuestionamiento crítico en torno a la mercantilización.