EL Kitesurf o Flysurf consiste en navegar en una tabla, que puede ser de varias formas, cuya única propulsión se obtiene utilizando una cometa en forma de parapente y cuya conducción se realiza con una “barra” llamada botavara. Es considerado como un deporte “extremo”, aunque trataremos de desmitificar o de matizar esa definición. No obstante, requiere de unos consejos previos.
• Para practicar este deporte, lo primero es buscar un lugar despejado, sin obstáculos. La mayoría de accidentes ocurren precisamente en tierra, así que buscaremos un lugar en la playa que nos permita levantar y bajar la cometa sin riesgos.
• No practicar solo ni alejarse demasiado, para que siempre podamos regresar nadando.
• Analizar las condiciones de viento. No es aconsejable practicar este deporte con viento de tierra, viento inestable o cuando la intensidad no sea acorde con nuestro nivel y dominio de este deporte. Lo ideal es navegar con viento paralelo a la playa, es decir, buscar los vientos laterales al mar o a la playa. Cuidado con los edificios o los obstáculos cercanos por el efecto “ventury” (el viento cuando tiene menos espacio, acelera).
Tipos de tablas y cometas
En la actualidad el kitesurf se practica mayoritariamente con tablas bidireccionales. Tienen la ventaja de no tener parte de “delante” ni de “atrás”, lo que hace posible navegar en ambas direcciones sin necesidad de maniobrar para cambiar el sentido. Así, un leve cambio en el control de la cometa y el reparto de nuestro peso, bastará para cambiar el sentido de nuestra navegación.
También existen las tablas tipo “surf” que obligan a maniobrar para cambiar el sentido de la marcha.
Básicamente, existen dos tipos de cometas: hinchables y parapentes. Las cometas hinchables son las más comunes y su estructura permite que, gracias al flotador, ésta no se hunda. Podemos recuperar el vuelo de la cometa desde el agua, es nuestro salvavidas más eficaz. Las llamadas “Bow kites” son cometas hinchables cuyo diseño es más plano, tienen más potencia y rango de viento.
Las cometas tipo parapente se utilizan para otras modalidades, pero al no contar con flotador hacen que sea imposible recuperarlas desde el mar.
Control de la cometa
• Montaje
En primer lugar procedemos a desenrollar las líneas de la botavara, las líneas de potencia y de dirección. Hinchamos la cometa y le damos la vuelta colocándola proa al viento de manera que nos aseguremos que no opone resistencia al viento. Hacemos un nudo para los anclajes de las líneas con la cometa y ya estamos listos.
• Sistemas de seguridad
Ya tenemos montada la cometa y vamos provisto del arnés. Tenemos que verificar los sistemas de seguridad. Las sueltas rápidas o “Quick Release” son sistemas de seguridad que permiten separarnos completamente de la cometa y la botavara en un momento de emergencia. Tenemos que ser conscientes que el soltar totalmente la cometa en el mar puede suponer un problema, ya que es nuestro salva- vidas más eficaz.
Dispuestos a volar
Lo primero de todo es comprobar la “ventana de viento” que es la zona en la que podemos volar la cometa. Está situada a nuestro sotavento y tiene un radio y una altura de la misma longitud que las líneas de nuestra botavara.
El despegue debe realizarse desde la zona de menos potencia y siempre ayudado por otra persona, sobre todo cuando se es principiante. Nuestro asistente sujetará la cometa en el límite de la ventana. Nos conectaremos el “leash”(sistema de seguridad) y tensaremos las líneas. No nos engancharemos del arnés aún. Queremos sentir la potencia de la cometa con nuestras manos, para que cuando por error la situemos en zona de potencia podamos comprobar la fuerza que ejerce. Andaremos hacia barlovento hasta que la cometa deje de flamear y chequearemos que las líneas estén bien conectadas. Haremos una señal inequívoca a nuestro asistente para que suelte la cometa (que solo la suelte, sin empujar hacia arriba).
Sólo nos engancharemos el arnés cuando tengamos asimiladas las zonas de potencia en la ventana de viento. Debemos dominar el vuelo de la cometa en la arena antes de ninguna otra acción. Ya estamos listos para meternos en el agua.
Por Ignacio de las Heras
