En la costa de Jávea tenemos la isla de Portitxol y, a una milla, el cabo de la Nao, una zona muy buena para la pesca. Pusimos los profundizadores, colocamos las cañas de 30 libras, pusimos los bajos de línea de fluorocarbono con dos anzuelos, uno de ellos corrido, enganchamos el calamar y lo bajamos a 25 metros. A la media hora, tuvimos una picada espectacular. Sin ninguna duda, se trataba de una pieza considerable. A los cinco minutos nos dimos cuenta de que no era un dentón y, tras media hora, pudimos vencer al pez. Se trataba de una lecha de 30,200 kilos, conocida también como pez limón o serviola. Al conseguir una buena pieza, decidimos seguir con el jigging, así que empezamos a ir a más profundidad, 40 m, unas piedras que otros días nos habían dado buenos dentones. El mar era muy idóneo, con una corriente adecuada para la práctica del jigging. La sonda no marcaba pescado, pero siempre hay que probar si el sitio es bueno después de conseguir algunas piezas pequeñas como pargos y serranos. Sobre las 12 h, cuando el poco sol estaba en lo alto, tuvimos una picada espectacular. Al principio creímos que era un buen dentón. La sorpresa fue cuando vimos el bonito ejemplar: una sama de 8,300 kg en estas aguas. No lo podíamos creer. Es un pez más habitual en el Estrecho o más hacia el Sur. En esta zona también hay, pero son muy escasas. Fue un día fantástico. En la pesca no solo tienes que saber pescar, hay que tener mucha suerte.
